lunes, 15 de noviembre de 2010

"Es más fácil disolver un átomo que un tópico"

Ya decía el eminente científico Albert Einstein, que "es más fácil disolver un átomo que un tópico". Por eso, los andaluces debemos alzar la voz contra aquellos que nos tildan de indolentes, vagos, incultos, o que afirman que nuestros niños no saben leer, que tenemos un acento de chiste, que hablamos mal, o que no tenemos inteligencia, por el simple hecho de que no hay alternancia política. Una larga retahíla de agravios contra el ser andaluz a la que se ha sumado este fin de semana el presidente de ERC, Joan Puigcercós, quien dijo que "Madrid es una fiesta fiscal y en Andalucía no paga impuestos ni Dios". 
Según él, los andaluces nos llevamos el dinero que corresponde a los catalanes, que tributan más impuestos, palabras que el Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, ha rechazado: "son unas declaraciones intolerables, no solo porque resulten ofensivas, sino porque delata la ignorancia de quien las ha emitido".
Tradicionalmente, los andaluces han estado encasillados dentro de unos parámetros que los encierran sin posibilidad de escapar, y es que, no son pocos los políticos que, recientemente, se han mofado de los andaluces, de su acento o su cultura. La diputada del PP, Ana Mato, aseguró en marzo de 2008 que "los niños andaluces son prácticamente analfabetos" y Juan C. Aparicio, quien fuera ministro de trabajo en el Gobierno de José María Aznar, afirmó en una entrevista: "El peor favor será dejar a Andalucía sumida en la indolencia".
Precisamente esto último, es lo que más molesta al jurista y ex ministro Manuel Clavero Arévalo -padre de la Constitución Española y de la autonomía andaluza,- que en varias ocasiones ha reconocido que "una de las cosas que más me ha dolido es que nos llamen indolentes, confundiendo la indolencia con la falta de trabajo, cuando los andaluces han ido a trabajar fuera han demostrado su valía y la capacidad de improvisación ante los problemas. La indolencia es una gran calumnia que se ha dicho de los andaluces". Quizás se trata de una calumnia fruto de los viajeros clásicos que se dedicaron a contar la feria, la gracia, los toros… sin haber comprendido en realidad la esencia de Andalucía.
Otro de los hijos predilectos de Andalucía, el prestigioso psiquiatra fallecido en 2008, Carlos Castilla del Pino, quien afirma: "No creo que haya que sofocarse demasiado con los vacuos que sólo ven la realidad muy parcialmente al afirmar que los andaluces no somos capaces y que sesteamos. No hay que contestarles, sino responderles con las aportaciones culturales, científicas y económicas que seamos capaces de exportar".
Sin embargo, la imagen que predomina en el resto del país, así como más allá de las fronteras españolas, es la de la mujer vestida de flamenca y el hombre, de corto montando a caballo. Una estampa que se agrava si le añadimos a la figura de la empleada del hogar andaluza que, en los últimos tiempos, se ha explotado tanto en cine, como en series de televisión. A este respecto, la actriz María Galiana recuerda con desasosiego cómo tuvo que rebelarse ante la directora de una obra de teatro de García Lorca que obligó a todos los actores a 'castellanizar' su acento, salvo a María porque hacía el papel de 'chacha'.  "Es un ejemplo de cómo se entiende Andalucía", lamenta la actriz, "Es una mezcla de desconocimiento y prejuicio".
Sin duda, los tópicos son el reflejo de una tradición y una cultura que, lejos de avergonzar, debe enorgullecer a los andaluces. Este pasodoble de los Yesterday expresa ese rechazo a la Andalucía indolente y subsidiada.


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