La Junta había redoblado sus esfuerzos de promoción en Reino Unido, el principal emisor extranjero de turistas a Andalucía. Pero de poco a servido, y es que entre el viernes por la tarde y el sábado, no menos de 20.000 viajeros ingleses que planeaban venir a España -la mayoría a destinos de costa en Andalucía, Baleares y Canarias- se quedaron tirados en los aeropuertos de Londres. "Esta situación nos da mala imagen como país", afirmó Alonso.
Indignación. Es la palabra más repetida desde el viernes. Indignación porque un grupo de trabajadores decidió chantajear al Gobierno paralizando a todo un país para defender sus privilegios.
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